Aquí hay caminos malos y muy malos, pero ninguno como el que nos lleva a la desembocadura del Bío-Bío, pero esto tiene una explicación muy lógica aunque no sé si sirva de mucho. Lo que ocurre es que ese camino no es responsabilidad del Ministerio de Obras Públicas, pues este organismo está convencido que su mantención corresponde a la Municipalidad de Hualpén, pero la señora alcaldesa ha señalado claramente, que eso no le compete, puesto que esa es una zona urbana y debería ser el Ministerio de Vivienda y Urbanismo quien financiara las obras. Por su parte el ministro aludido sostiene que quien debería hacerse cargo de todo es la empresa estatal Petrox, la cual posee numerosos camiones pesados que utilizan diariamente el camino además de sus funcionarios que aunque usan vehículos menores lo hacen en forma cotidiana lo cual termina dañando irreversiblemente la carpeta asfáltica que a estas alturas necesita cirugía mayor.
Así estaban las cosas cuando decidí emprender la aventura de llegar por la ribera norte al punto donde el gran río se entrega a la mar.
Justamente, frente a Petrox, mi citroneta 2cv modelo 1962 armada en Arica iba esquivando baches a la izquierda, al centro y a la derecha. Los dos caballos de fuerza del noble motor tenían buena memoria y podía confiar en ellos. Quienes no eran dignos de ninguna confianza eran los baches. Baches dinámicos podríamos llamarlos. Ellos variaban constantemente. Podía aparecer uno nuevo o dos podían unirse formando uno mucho mayor, fenómeno que podía ocurrir también con más de dos, dando origen a verdaderos cráteres instantáneos. Los valientes corceles hacían su máximo esfuerzo y rugían como pumas.
Así estaban las cosas, cuando apareció aquel vacío inaudito que ocupaba todo lo ancho del camino y que parecía no tener fondo. Esquivarlo no podía, frenar tampoco. Opté por apretar bien los ojos y saltar hacia la eternidad.
Ahora vivo en una minúscula casita que parece un pequeño templo con un garaje donde está aparcada una réplica a escala de mi querida citrola, he escuchado que se refieren a mí o a mi hogar como “la animita”, al principio me molestaba escuchar eso, con el tiempo me he acostumbrado. Está ubicada frente a Petrox a la orilla del camino que por fin han reparado y que alguien muy ingenuo lo ha atribuido a mi intervención. Eso ha hecho que enciendan cantidad de velas delante de mi domicilio, lo cual me parece peligroso.
Así
estaban las cosas, cuando llegaron los vecinos de Lenga a pedirme que interceda
para que arreglen su camino y yo no sé si esperan que hable con la alcaldesa,
con el gerente o con cuál de los ministros. Juan X
Debes continuar escribiendo,tu relato sacó más de una sonrisa.Gracias.
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