10.7.11
El país de los grandes transparentes
–Hace tiempo que no veo un billete de quinientos– comentó mi compañera, por un motivo que no recuerdo o quizá sin ningún motivo.
Yo estaba ordenando cachureos y a los pocos minutos apareció en una libretita vieja un billete de quinientos, bien doblado. Se lo mostré y nos alegramos. Era un pequeño paseo por “el país de los grandes transparentes”, digo tomando prestada la imagen sugerente de Cortázar para referirse a esas coincidencias mínimas y significativas que te sorprenden aunque las hayas vivido un millón de veces.
Esta vez no era algo tan extraño porque durante largo tiempo ese fue el billete más pequeño y yo solía conservar alguno como “piñero”, es decir como objeto mágico destinado a atraer otros billetes. Aclaro que esto no tiene ninguna relación con el actual presidente sino es una vieja superstición que me había enseñado mi padre.
Naturalmente, el hallazgo merecía un mejor lugar para ser guardado por eso lo desdoblé con cuidado y vi con incredulidad que éste no era de quinientos pesos como había creído, sino de quinientos escudos de 1971 “año de la nacionalización del cobre, salitre y hierro” como destaca el propio billete que tiene por un lado el rostro de un minero y por el otro la clásica imagen de Chuquicamata con una cita de Balmaceda “no deberíais consentir que esa vasta y rica región sea convertida en una simple factoría extranjera”.
El viaje por el país de los grandes transparentes aún no había terminado: esto sucedió cuando se conmemoran los 40 años de la gran nacionalización.
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Mi padre piensa lo mismo de una billetera con algún billete; que atrae a otros billetes y en año nuevo con mayor razón aún. Por eso desde pequeños en cada noche de año nuevo siempre procuraban que tuviéramos algún billete guardado por ahí.
ResponderBorrarSaludos
Me encantó el relato, el mito del Piñero, el sincronismo de encontar el billete, la leyenda inscrita en el dinero.
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