11.4.21

La misión

Esta mañana iba en misión recoger semilla de guindo santo para mi viejo, como ya iba saliendo medio tarde para alcanzar a dar la vuelta hasta la U olvidé los audífonos, al principio lo lamenté un rato porque me entretiene el podcast mañanero que ya me acostumbré a oír, pero ligerito le paré oreja a los colibríes ya que en el camino hay varias plantas con flores de vivos colores, su agudo trinar me hacía saber que andaban por ahí, solo se dejaron ver un par y en una gran mata de abutilones amarillos escuché varios, pero no vi ninguno, la gente pasa sin intentar encontrarlos, con lo bellos que son, dos corredores me espantaron a uno que observaba mientras se engolosinaba con unas flores rosadas que había en la U, ya más cerca de mi destino me concentré a lo que iba, las semillas, en el suelo habían muchas de muchas cosas, castañas, almendras y guindo santo que a mí se me asemeja mucho al peumo y hasta huele similar pero se ve más chiquita, me detuve intentando descifrar cuáles estarían en mejores condiciones ya que habían algunas pisadas, otras medias secas, otras bien rojizas que parece ser su color de recién caídas, me decidí por poner algunas de cada tipo y cuando estaba en eso ¡plap!, algo cayó era una semilla, no vi bien dónde pero le dije al árbol que si quería lanzara otra porque no había visto donde cayó y ¡zas! ¡Plap! Otra más, está si la vi, me acerqué y no era de las más rojizas, tenía de hecho como esa primera capa de piel retirada, la tomé y estaba tibia como un huevito de picaflor, no olía feo, pues también pasó por mi cabeza que algún pajarito estuviese haciendo la digestión, fue extraño pero se la agradecí, pensando que de esas debía buscar y ¡plap!, en total me regaló como 5 semillas en directo de las que solo encontré 3 y luego de comentarle para qué las quería mi padre le dije que volvería a contarle si lograba reproducirlo, volví a casa con la sensación de haber tenido una mañana especial y no extrañé los audífonos. Mayarí