"Los
filósofos no han hecho más que interpretar de
diversos modos el mundo, pero de lo que se trata
es de transformarlo"
Yo ya no pertenezco a ningún ismo declara
fuerte y claro Fito Páez. Me gusta como lo dice o como lo canta como si fuera
mordiendo las palabras yo-ya-no-pertenezco-a-ningún-ismo y cuando ya me tiene
medio convencido o hipnotizado por la suave cadencia de su música, de pronto me
acuerdo de Marx. Entonces dudo. Quiero estar de acuerdo con Fito Páez, pero
Marx es Marx.
En realidad tenía bastante olvidado al
viejo barbudo, el más grande antifilósofo de todos los tiempos, pero sin saber
cómo, mis pasos me llevaron a la Universidad Humbold en Berlín, donde alguna
vez Marx fue profesor, y ahí, en letras de bronce, en el hall central en medio de una escalinata que
se abría en dos vi la frase que aunque estaba en alemán, idioma que desgraciadamente
no hablo para nada, la pude entender clarito.
Ahí en dos líneas, manda a la puta que
los parió a todos los filósofos, alemanes o no, y no solo al señor Feuerbach que
le sirve de excusa, les dice clarito que se saquen la chaqueta, la corbata, se
arremangen la camisa, se metan al torrente, se mojen el potito o se vayan a la
cresta con sus interpretaciones del mundo.
Sí hermano Páez, casi me convences, pero
me moriré marxista, aunque sea a mi manera, y lo seguiré siendo hasta en la
próxima vida.
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